Últimamente está lloviendo demasiado aquí. Hace tiempo no vivía noches tan lluviosas en Lima. No me quejo. Me encanta, es más.
Mi gata mira el teclado de mi portatil con sus grandes ojos como diciendo: "Portátil de mierda, te destruiré por acaparar la atención de mi dueña". Yo, café al costado y música de Mika - para variar - escribo cualquier idiotez para liberarme del stress mental.
Es muy extraño todo ésto, pero cada día siento que pertenezco menos al lugar que solía llamar "segundo hogar", con gente a la que solía considerar "distinta e inteligente" con vivencias que podía considerar "intensas". Ahora solo es un muladar llena de gente intolerante, pedante, estresante, llena de prejuicios (que causan perjuicios). Ese lugar ya no es el mismo, yo ya no soy la misma tampoco.
Quizá es una crisis, como un cólico menstrual prolongadísimo. Quizá sea así, no quiero pensar que, en realidad, todo se ha terminado en aquel lugar en la que me sentía bien siendo yo... es increíble como la frase tan estúpida de "no pertenezco a ningún sitio" esta tomando forma -de un gran pedazo de mierda- en mi vida.
En momentos como éstos necesito de tí, necesito de tu "salidera", de cómo te importa un coño la vida y sales al frente. Al menos te leo. Es algo. Es todo.
Y si, es todo :).
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